Conocida es la frase "Et tu, Brute" (¡Tu también, Bruto!), o "Tu quoque, Brute, fili mi" (Tu también, Bruto, hijo mío!) pronunciada, como nos cuentan, por Julio César en los umbrales de su muerte, tras comprobar que uno de los asesinos era su propio hijo. No discutiremos aquí si dicha filiación fue verdadera o no: lo que me interesa, en este caso, es el contexto en que se usa dicha frase, i.e., para expresar la traición por parte de un ser querido, más específicamente, un pariente.
Dicha traición también se observa en una de las mejores trilogías que el cine y Coppola nos han dado: El padrino. Tampoco discutiremos aquí si la parte I o la II es la mejor, sino que nos focalizaremos nuevamente en la traición por parte de un pariente, Freddo Corleone. Pobre Michael, cuando, con el corazón destrozado, lo besa y le dice: I know it was you, Freddo; you broke my heart!. (Sé que fuiste vos, Freddo, me rompiste el corazón!).
Ambos hechos me llevaron a reflexionar recientemente sobre la importancia que le otorgan los medios de comunicación a los parientes de los personajes públicos y políticos. Mucho menos me interesa hablar de la prima o la hermana de tal o cual modelo, actriz o cantante, eso se lo dejo a la revista Caras.
Sí me interesa, sobremanera, ahondar en la supuesta Verdad que estos sujetos, sólo por ser parientes de, poseen. Y así vemos que el hermano de Correa lo acusa de provocar la crisis (o que él se lo buscó, en criollo); que Isidoro Graiver (el hermano de David) descalifica la versión de Lidia Papaleo (y "tiene razón, es el hermano", es la conclusión que supuestamente debemos deducir); y así podríamos seguir ad infinitum.
Volvamos a Freddo. Los enemigos de Michael lo buscaron, obviamente, por dos razones: a) Es el hermano (factor proximidad, podríamos llamarle); b) es tonto (factor estupidez). Ambas combinaciones suelen ser letales para el personaje público/político en cuestión.
Ahora bien, si desglosamos la estrategia "Freddo", vemos que ambos factores se analizan de modo distinto en los medios, según cuál predomine en el pariente:
El factor proximidad está directamente ligado a la Verdad: muchos medios bucean en la vida privada de los políticos, buscando parientes (preferentemente cercanos), para enunciar la Verdad.
Me pregunto: ¿La filiación o el parentezco dan autoridad para hablar? ¿Otorgan la Verdad? No se releva, en esos casos, el conocimiento poseído, la carrera, la autoridad en la materia, sino sólo el parentezco. Algo así como el nepotismo mediático. ¿Cuál es la lectura que un ciudadano debe hacer? Probablemente concluir que "si hasta el hermano mismo no lo quiere...debe haber hecho algo malo...", típica pseudológica utilizada por ciertos grupos etarios (y etéreos). O "a confesión de (una) parte (!), relevo de pruebas".
Ahora bien, si se le añade al factor proximidad el factor estupidez (o, si lo extendemos un poco más, el factor corrupción), se observa que este último se encuentra ligado a la transitividad: si el pariente lo hace, él también. Algo así como "la fruta podrida no cae lejos del árbol", aunque no necesariamente sean padres e hijos. Y ahí tenemos los casos al estilo de los robos, corrupciones, o cualquier otro delito que se nos ocurra.
Sorprendente es, todavía, que se quiera buscar la verdad en un pariente. Más orprendente es que alguien crea que se busca la verdad en un pariente. Se lo busca porque es pariente, nada más, como otras tantas de las falacias retóricas que se utilizan para tener razón. Ahora, además del ad personam o el ad hominem, tenemos el ad parientem. Por dios.
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