miércoles, 23 de diciembre de 2009

Bombau vs. Pericles

No descubro la pólvora, pero noto, cada vez más, la enorme cantidad de figuras retóricas que nos rodean. La retórica se da, obviamente, en la lengua, pero generalmente se la asocia a figuras estilísticas y recursos poéticos, ligados más a la lengua escrita (la literatura, por ejemplo) que a la lengua oral (habla cotidiana). Sin embargo, hasta las figuras más extravagantes abundan en el habla. El oxímoron, por ejemplo. Es una figura retórica que consiste en la combinación, en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto. Generalmente, y bien utilizado, genera otro sentido (independiente de las palabras empleadas).

Ejemplifiquemos. Marcelo Bombau, Presidente de TYC Sports, con motivo de la televisación pública del fútbol por parte del Estado (Fútbol para Todos), dijo: “Lo más democrático es que el que quiera ver que pague”. A simple vista nomás es contradictorio: la palabra “democrático” impacta y produce cierto “ruido” en la oración.

Pensando si podía encontrar el sentido generado, como en todo oxímoron, por esta patente contradicción, imaginé que quizás la utilizó con el sentido de algún sinónimo: quizás su intención fue “igualitario”, “equitativo”. Pero no considero que produzca sentido por esta vía.
O quizás tal vez la utilizó otorgándole otro sentido del habitual. La palabra “nimiedad”, por ejemplo, que etimológicamente significa “exceso, demasía”, adquirió ahora el sentido de “insignificancia, pequeñez”, precisamente su antónimo. Quizás Bombau, hombre visionario, percibió el sentido que dicho vocablo sufrirá en los años venideros y, como con “nimiedad”, dijo “δῆμος”, pueblo, queriendo decir “ὀλίγος”, pocos. Algo así como “lo más oligárquico es que el que quiera ver que pague”. Si la utilizó de ese modo, reconozco que –al menos en mí– no generó el sentido tan fácilmente y, por tanto, el recurso estilístico “falló”. Doyme por vencido: a menos que el mismo Bombau explique el sentido de “democrático” en la frase, será, para mí, una contradictio in se.

Pero retornemos a la palabra “democracia”. Históricamente se admite que la democracia por excelencia es la democracia ateniense, la de Pericles, en el s. V a. C., –también llamado “Siglo de Pericles” por la proliferación y el apogeo de las distintas manifestaciones culturales, en especial, de la tragedia griega–. Este brillante gobernante y estratego ateniense, cuando se estableció un precio de ingreso al teatro, instituyó el θεωρικόν, un fondo para pagar la entrada de aquellos ciudadanos que no tenían los óbolos (moneda griega) necesarios para el acceso al espectáculo. “Teatro para Todos”, parece que era la consigna. Eso era democracia. Eso era democrático: “Lo más democrático es el Fútbol para Todos”, para todo el “δῆμος”, para todo el pueblo, sí, para Todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario